Una autopista recta enmarcada por un sinf铆n de tierras desiertas. Polvo y cactus. Un cielo de un azul inmejorable, parece pintado, y un sol que arde. Se asemeja a la representaci贸n del infinito. Cuando empieza el atardecer, lo que podr铆a ser un viaje hac铆a el infierno es interrumpido bruscamente por unas luces que se vislumbran lejanas. Los ojos cautivados de los pasajeros quisieran proyectarse inmediatamente all铆. Pero hay que tener paciencia, hay que disfrutar del momento. Pasito a pasito divisas unas formas curiosas, tal vez reconoces a los rascacielos de Nueva York, la Torre Eiffel o el Campanario de la Plaza San Marco de Venecia. Te sientes un poco como dentro la experiencia m铆stica de Hunter S. Thompson antes de escribir su famosa novela. Y exclamas: '隆Vegas, Baby, Vegas!'
Quiz谩s se lo hubiera imaginado as铆 aquel gangster lleno de carisma y encanto, un misterioso hombre con pelo negro y ojos glaciales llamado Benjamin 'Bugsy' Siegel. Ese que empez贸 su carrera en la Gran Manzana, donde junto con Meyer Lansky gestionaba un equipo de asesinos. Era uno de los miembros m谩s importantes del sindicato de la mafia neoyorquina del que formaba parte tambi茅n Lucky Luciano. 驴El objetivo? Eliminar al viejo capo. Dicho y hecho. En 1931, fue uno de los cuatro sicarios que mat贸 a Joe "The Boss" Masseria.
El mismo a帽o, en un territorio que entonces era polvo y poco m谩s empezaron unas obras monumentales para construir la presa de Hoover en la frontera entre Nevada y Arizona. Los gobernadores del 'Estado Plateado' escribieron una ley que legalizaba el juego de azar. El objetivo: que los trabajadores de aquella obra monumental gastasen su salario en las casas de apuestas. Con la condici贸n que hubieran nacido en un sitio cercano llamado Las Vegas porque ostentaba unos afloramientos artesianos que interrump铆an el paisaje des茅rtico.
Pocos a帽os despu茅s Bugsy se traslad贸 a Los Angeles y centr贸 sus actividades en los cruceros que sal铆an de las costas de California, donde en alta mar se permit铆an los casinos. Pero tambi茅n gestionaba el marcado de la prostituci贸n, la droga y las apuestas ilegales. Se enter贸 de la nueva ley del Estado de Nevada y una idea genial sacudi贸 su vida y la del mundo entero: construir un casino gigante all铆 en Nevada donde se puede hacer mucho de lo que no se permite aqu铆 en Los Angeles. Al fin y al cabo se trataba de menos de 300 millas y la gente pod铆a tranquilamente viajar all铆 para pasar un fin de semana. Naci贸 el Hotel Flamingo. La historia hab铆a cambiado.
Lansky nunca perdon贸 a Siegel la mala gesti贸n de los fondos para construirlo y probablemente fue quien orden贸 su ejecuci贸n en el junio de 1947, en Beverly Hills. Bugsy muri贸, Las Vegas no. La expansi贸n de la ciudad sigui贸 y sigue a un ritmo de v茅rtigo. Alrededor del juego de azar se han desarrollado el shopping y el entertainment. Cantantes, ilusionistas, circos, artistas de un poco de todo. Los mejores de cada sector. Para que cada uno pudiera asistir a un espect谩culo que le hubiera marcado su vida. Un 煤ltimo empuj贸n lleg贸 cuando la ca铆da de la Cuba de Batista oblig贸 a muchos de los que como Lansky estaban intentando hacer de la capital cubana la 'Vegas del Caribe', huir al sitio original. Por cierto, los entresijos de aquella fascinante Habana de los a帽os '50 los encontramos en Nocturno de La Habana, de T.J. English. Empezaron otras construcciones.
Cuando en Las Vegas se habla de hoteles hay que aclarar que no son exactamente como los alojamientos n贸rmales y corrientes que tenemos en nuestras ciudades por mucho lujo que puedan tener. All铆 se trata de estructuras grandiosas. Cada uno con su tema, del antiguo Egipto a los piratas. Del sitio m谩s exclusivo del Lago de Como, Bellagio, a los antiguos romanos. Y el campanario de San Marco es solo una parte del 'Venetian'. Se pueden encontrar canales con g贸ndolas, helader铆as y restaurantes en la planta baja de los edificios como si estuvieran en la calles verdaderas de la 'Serenissima'. Con este toque curioso de que los gondoleros no cantan canciones venecianas sino que la napolitana ''O sole mio'.
Con esta locura de luces, lo 煤nico que a lo largo de muchas d茅cadas nunca se hab铆a visto era el deporte profesional. Se hab铆an organizado carreras de Formula 1, que han vuelto este a帽o, y sobre todo hist贸ricas peleas de boxeo, inclusa quiz谩s la m谩s linda y violenta de todas entre el estadounidense Marvin 'El Maravilloso' Hagler y el ugand茅s John 'La Bestia' Mugabi. Pero hubiera sido muy dif铆cil que pudiera coexistir un equipo profesional de una de las cuatro grandes ligas en un sitio en el que el mundo de las apuestas hubiera podido influenciar los partidos. Afortunadamente los tiempos han cambiado. Una vez m谩s.
Nacieron los Golden Knights. Actuales campeones de la Copa Stanley, que llegaron ya a disputar la serie por la Copa en su primer a帽o de vida. Juegan en el Strip, la calle con todos estos fabulosos hoteles, y han hecho bingo con la idea de trasladar el hockey sobre hielo al desierto. Llenan constantemente el recinto y son unas de la franquicias m谩s anheladas por los jugadores. Tambi茅n porque se juega lejos de las fuertes presiones que te mete la prensa en ciudades como Boston, Nueva York o Chicago.
El rutilante destino de 'La ciudad del pecado' es inversamente proporcional a la ca铆da en desgracia de Oakland, el rinc贸n maldito de la estrepitosa bah铆a de San Francisco. Pero distante a帽os luces del glamour de Frisco. Desde all铆 se mudaron en un espl茅ndido recinto los m铆ticos Raiders, que vivieron con John Madden y Al Davis su 茅poca dorada. Las Vegas no solamente tuvo a su combinado de football sino que durante febrero hospedar谩 la Super Bowl LVIII. Y no hay razones para pensar que no ser谩 uno de los eventos m谩s gal谩cticos de la historia del deporte.
Pero las cosas no parar谩n porque Oakland perder谩 tambi茅n a su anhelado equipo de b茅isbol, los A's, que jugar谩n en su cuarta ciudad de la historia despu茅s de Philadelphia, Kansas City y Oakland. A partir de 2028 en un fascinante estadio. La tercera estructura que embellecer谩 el Strip.
No hay razones para pensar que la NBA no tendr谩 aqu铆 un nuevo representante. No olvidamos que ya organiz贸 un partido de la estrellas en 2007.
Puede que la imaginaci贸n de Siegel no hubiera llegado a tanto. Pero aquel pol茅mico Flamingo que hab铆a hecho enfurecer a Lensky sigue en pie. Si sus paredes pudieran hablar, el primer murmullo ser铆a: '脡rase una vez鈥 Las Vegas'.
