Como mecanismo de supervivencia, Saquon Barkley, el l铆der corredor de la 国产外流网con los Eagles, ha tenido que dejar atr谩s en dos ocasiones Nueva York, un lugar con una gran carga sentimental dentro de su linaje familiar.
Lo primero que hay que saber es que Barkley naci贸 y creci贸 en la calle de Southern Boulevard, en los bajos fondos del Bronx que document贸 con gran sensibilidad John Cassavetes en el thriller Gloria, protagonizado por su mujer, la venerada Gena Rowlands. Criado en la absoluta marginalidad, Alibay, su padre, intent贸 sin 茅xito convertirse en boxeador profesional y termin贸 enganchado a las drogas, acusado de robo y arrestado por posesi贸n de armas antes de cumplir la mayor铆a de edad. La 煤nica salida para superar los momentos dif铆ciles, eran, en sus propias palabras, los Jets, equipo al que creci贸 admirando y del que conserva un tatuaje debajo de su codo izquierdo. Entonces ni siquiera fantaseaba con la idea de que su hijo reci茅n nacido se convirtiera en algo parecido a Curtis Martin, el h茅roe de su convulsa juventud. Y, desde luego, que emergiera como estrella siendo jugador de los Giants, el otro equipo de Nueva York.
La madre, Tonya, tambi茅n sali贸 del Bronx. A diferencia de Alibay, ella no romantizaba el deterioro ni las altas tasas de criminalidad del barrio en el que viv铆a y, siguiendo la hoja de ruta de su t铆a y su abuela, opt贸 por mudarse junto a sus dos hijos a la ciudad acerera de Bethlehem, en el estado de Pensilvania, basti贸n industrial por excelencia. Por suerte Alibay se desenganch贸 de las adicciones y eligi贸 acompa帽ar a su familia en el exilio, a煤n a costa de traicionar sus or铆genes.
Esa fue la primera vez que Saquon Barkley dej贸 Nueva York, para despu茅s convertirse en una estrella de Penn State, el programa universitario m谩s prestigiado de todo Pensilvania.
La segunda se dio en los primeros meses de este a帽o, previo a la ventana de negociaci贸n de agentes libres. Ante la negligencia y pasividad del gerente general Joe Schoen, y en vista de que el proyecto de Brian Daboll con los Giants parec铆a haber alcanzado muy pronto su techo, Barkley se march贸 a Filadelfia, una decisi贸n controvertida que lo enemist贸 p煤blicamente con Tiki Barber, el l铆der corredor hist贸rico de la franquicia. Barber, consciente de la encarnizada 鈥攁unque venida a menos si la comparamos con la que protagonizan Phillies y Mets en la MLB鈥 rivalidad deportiva entre Eagles y Giants y el antagonismo social entre Filadelfia y Nueva York 鈥攍os neoyorquinos se mofan de Filadelfia diciendo que es el sexto "borough" de la ciudad鈥, dej贸 una sentencia perentoria en una aparici贸n en radio: "Est谩 muerto para nosotros".
Cuando le preguntaron a Barkley qu茅 sent铆a por volver al MetLife Stadium como jugador de los Eagles durante la previa de la Semana 7, el corredor evit贸 todo tipo de confrontaciones y dijo: "No espero una gran reacci贸n. No espero que me abucheen. Lo veo as铆: los Philadelphia Eagles y los New York Giants probablemente jugaron m谩s de 200 partidos. Esta rivalidad exist铆a antes que yo y seguir谩 ah铆 despu茅s de m铆". Durante su comparecencia en East Rutherford, un suburbio de Nueva Jersey con f谩cil acceso a Manhattan, no fueron del todo bien recibidas las 176 yardas por tierra que sum贸 frente a su ex equipo para comandar la victoria de los dirigidos por Nick Sirianni.
Bethlehem, la casa adoptiva de Saquon Barkley, est谩 a poco m谩s de una hora de Filadelfia, el lugar que lo ha vuelto a reconocer como uno de los jugadores m谩s electrizantes de la NFL. Para reinventarse, el destino lo ha llevado a dejar atr谩s las cicatrices que le produjeron sus dos estancias en la inexorablemente cruel ciudad de Nueva York.