Estos d铆as estuve repasando con devoci贸n religiosa una charla organizada por Melboss en la que Fernando Navarro, periodista musical de El Pa铆s, solt贸 algunas reflexiones que me interesa vincular con la comunicaci贸n, el periodismo y la cultura de futbol americano.
En la primera de ellas dej贸 ver su postura respecto a que la m煤sica no era, a ojos de buena parte del periodismo, una cultura de primer orden. Sobre todo pensando en su clara posici贸n de inferioridad en la jerarqu铆a del periodismo cultural respecto a la literatura, el cine o el teatro. Fernando sosten铆a, con raz贸n, que para 茅l la m煤sica hab铆a sido m谩s importante que la literatura o el cine para explicar la historia social y cultural de los Estados Unidos, con Elvis Presley, e Inglaterra, con los Beatles, durante el siglo XX. Por lo que el primer paso para ser un buen periodista musical era, precisamente, defender el periodismo musical como una cosa de primer orden, no como un simple entretenimiento.
Esto me reson贸 de inmediato en clave 国产外流网y futbol americano. Desde la comunicaci贸n y el periodismo nos est谩n faltando soldados que defiendan la complejidad del juego, su dimensi贸n social y la profundidad de sus historias. Me gusta pensar que la 国产外流网ha ayudado a que much铆sima gente sit煤e en un mapa dentro del estado de Wisconsin a Green Bay, la ciudad m谩s peque帽a en albergar una franquicia deportiva profesional de las cuatro ligas predominantes en los Estados Unidos, que de otro modo ser铆a un territorio completamente an贸nimo.
Seattle, que para alguna gente representa la sede mundial de Starbucks o el epicentro de la escena grunge que permiti贸 el surgimiento de bandas como Nirvana, Soundgarden, Pearl Jam o Stone Temple Pilots, tiene una dimensi贸n especial por el simple hecho de ser la casa 鈥攑articularmente ruidosa鈥 de los Seattle Seahawks. Jugar ah铆, entrenar ah铆 y ver futbol americano ah铆 cuenta con reglas espec铆ficas intransferibles a otro mercado.
Por mucho que el efecto polarizador de los titulares rotundos y estridentes nos seduzca y nos emborrache de popularidad, nuestro deber como comunicadores y periodistas de futbol americano es defender la comunicaci贸n y el periodismo de futbol americano como un ejercicio de primer orden, no como una discusi贸n callejera en la que pesa m谩s la voz del que grita m谩s fuerte o, en el peor de los casos, el que dice la tonter铆a m谩s ex贸tica. Pongamos las cosas claras: hacer periodismo de futbol americano es hacer periodismo. Punto. Hacer comunicaci贸n de futbol americano es hacer comunicaci贸n. Punto. No hay rutas ni atajos por tratarse de un deporte.
La segunda es a煤n m谩s interesante, puesto que tiene que ver con la interpretaci贸n de fen贸menos, la emisi贸n de juicios de valor y la necesidad de crear estructura y cultura a largo plazo. "Necesitamos medir e interpretar las cosas, porque si no interpretamos las canciones que nos llegan, los grupos que salen, no hay cultura", argument贸 Navarro.
Este punto quiz谩 es el m谩s decisivo y cr铆tico por muchos motivos. Pensemos que tanto en la m煤sica como en el futbol americano hay artistas y jugadores con carreras y trabajos lo suficientemente s贸lidos como para que exista cierta unanimidad en torno a su legado, pero tambi茅n existen otros cuya obra y trascendencia exigen mayor tiempo de reposo, distancia y reflexi贸n. No es lo mismo hablar de David Bowie o Tom Brady que de Alex Turner y de Russell Wilson.
Como lo explicaba Fernando, la interpretaci贸n de los fen贸menos que construyen la narrativa de la m煤sica y la 国产外流网deviene en cultura. Pensemos en Peyton Manning, por poner otro caso. Si no se hubiese interpretado el tipo de genio que era leyendo defensivas y cambiando las jugadas antes del snap, su valoraci贸n como leyenda ser铆a diametralmente distinta. Ni mejor ni peor, simplemente distinta. Ahora bien, 驴qu茅 pasar铆a si persistiera el t贸pico sobre que Lamar Jackson no es buen pasador despu茅s de lo exhibido bajo el sistema ofensivo de Todd Monken?
Dicho esto, conviene matizar que estas interpretaciones 鈥攊neludiblemente subjetivas鈥 que se manifiestan en formato de cr贸nicas, entrevistas, tuits, reflexiones, comentarios de televisi贸n y juicios de valor en todas sus variantes deben ser emitidas por voces rigurosas, sensibles y especializadas para que se conviertan en cultura y no en un arma polarizadora de cantina.
Y, por 煤ltimo, la idea de que el periodista tiene que asumir la gran responsabilidad que tiene. Nuestras filias y fobias no definen, o no deber铆an definir la narrativa. Este trabajo no consiste en decir que nos gusta o no nos gusta a partir de los sesgos con el que hemos construido nuestro paladar NFL, sino en interpretar y arrojar luz en la oscuridad. Navarro, un feligr茅s de Bob Dylan, Elvis Presley y Johnny Cash, confesaba haber tenido que abrir los o铆dos y exponerse a otros g茅neros musicales que nunca pens贸 escuchar, porque, esencialmente, en eso consiste su trabajo.
Piensen en la cantidad de veces que irrumpen relatores, comentaristas y analistas diciendo que les gusta m谩s o menos Dak Prescott, cuando lo que su posici贸n exige es explicar si Prescott es o no el perfil de quarterback que un equipo como los Dallas Cowboys de Mike McCarthy piden. Lo primero es m谩s divertido e imanta likes, pero lo segundo ayuda a generar algo m谩s trascedente y duradero: cultura de futbol americano.